Enorme Racing. A la altura del marco de final que se jugó en el Cilindro .¡La Academia está viva, señores! Hay fiesta en Avellaneda. Se pudo, claro que se pudo. El equipo de Fernando Gago dio vuelta una y serie para el infarto, goleó a Atlético Nacional y avanzó a los cuartos de final para jugar contra Boca. Pero para eso faltan un par de semanas. Hoy Racing se merece parar la pelota y festejar. Pasó del 2-4 de la ida a un 3-0 lapidario. Un equipo voraz, rápido, fluido, inteligente. Le pueden caber mil adjetivos. Pero hizo algo grande. Se jugó el segundo semestre casi sin refuerzos, con ganas y fútbol. Con jugadores que pasaron de ser criticados a ovacionados. De una defensa que hizo agua en Medellín a un muro que sacó todo en los minutos finales. De un mediocampo que caminó en Colombia a uno que se peló la piel en casa. Y una delantera letal. Desde la jerarquía de Roger Martínez hasta la velocidad de Trapito Ojeda.

Ojeda y Roger, las grandes figuras de Racing

De principio a fin, fue la Academia protagonista de la noche. Desde bien temprano, primero fue el hincha el que jugó su partido. Llenó la cancha, metió 76.000 globos y le tiró la presión a los colombianos. Ahí lo empezó a ganar Racing. Después, claro, fueron los jugadores los que se pusieron al hombre. Iba a ser la noche estelar de Ojeda. Antes del minuto ya había salido como cohete y su remate cruzado fue bien desvíado al tiro de esquina por el arquero Castillo. El equipo de Gago fue, fue y no dejó de ir. Gómez se lo perdió solito dentro del área chica y el 1-0 de Roger Martínez llegó en el momento justo. Llegando a la media hora de partido, metió un cabezazo tomándose un segundo en el aire e hizo el gol más difícil para Racing.

La apuesta táctica de Gago

Cuando todo hacía suponer que la Academia iba a jugar con línea de tres,Gago apostó otra vez al 4-3-3 pero con una sociedad inédita, de pibes de Reserva. Con Rubio como lateral derecho y Ojeda de extremo, el 1-2 salió siempre y los juveniles hicieron mucho daño a una defensa que siempre los corrió desde atrás. Trapito terminaría siendo la gran figura de la cancha. Imparable, ya en el segundo tiempo, empezó a correr, se le fueron abriendo y se metió prácticamente con la pelota abajo del arco. Cuando el arquero le salió, definió con el botín derecho bien abierto y puso el 2-0 en el inicio del ST. Era todo de la Academia, que en la previa no había practicado penales y estaba convencida de que lo iba a ganar en los 90. Y fue así nomás. El mismo Ojeda llegó a una pelota que parecía imposible para mantener la pelota en juego, un despeje le quedó a Roger Martínez y tras un potente centro Aguirre la metió en contra. 3-0 y fiesta.